sábado, 6 de julio de 2013

Viaje a Cádiz, junio 2013

21, 22 y 23 de Junio de dos mil trece. Buenas vibraciones en Cádiz. Empezamos a disfrutar de la tarde poco después de nuestra llegada, partiendo de la Playa de la Victoria, muy cerca del hotel. Siguiendo
Pórtico de la Caleta
el paseo marítimo por el Atlántico, vamos dejando atrás la parte al mar de la Catedral desde la que dicen se oye el oleaje en sus sótanos (y no digo más porque estaban con una obra, había un socavón y el susodicho boquete acordonado), o el antiguo Hospicio Provincial Valcárcel, que me parece inalterable al mar y al tiempo, teniendo en cuenta que se construyó allá por el año 1763, y resulta singular a la vista sus muros de sillería y piedra ostionera, con pilastras y columnas adosadas, además de lo que me ha contado Gabriel, de Vejer de la Frontera, que conoce el interior del hospicio, según dice se utilizó el pino de Rusia para las vigas, el ladrillo para la azotea, y en el patio interior columnas de mármol. Este gran edificio rectangular se ubica en la calle de la Palma, y estamos llegando…. Aquí, situados en la playa de La Caleta:
Balneario Ntra. Sra. de la Palma y del Real 
luz, calor, reflejos del sol en el mar, y un renombrado balneario, actual sede del centro andaluz de arqueología subacuática según indicaba. Tengo que decir que nos sentimos tan relajados y amigables como se les ve a ellos, los gaditanos, todos nosotros disfrutando tranquilamente de la tarde en esa Playa, a la que se entraba por el paseo del escritor Fernando Quiñones, atravesando el Pórtico hacia la playa que vemos protegida por dos fortalezas, la primera de ellas, el Castillo de San Sebastián, un islote amurallado suspendido en el océano, obligada visita, ya que se trata de una antigua fortaleza
Camino al Castillo de San Sebastián
militar, a la que llegas por una pasarela de piedra salvando el mar, que debe ser de posteridad cuando la marea esté alta; allí fue donde vimos oscilar a la noche siguiente la luz de un faro. Un poco más alejado, para resguardo de la Caleta al oeste, el Castillo de Santa Catalina, al que llegamos cuando la puerta cerraban, permitiéndonos el guarda, amablemente, echar un vistazo de cinco minutos y hacer una fotografía en el jardín, sin otra posibilidad de acercarnos esa misma tarde, a una de las garitas, que han sido natural escenario para el cine. Desde luego, si queréis ver su forma de estrella merece la pena buscar una imagen aérea. Algo más tarde, siempre paseando, nos adentramos por el barrio de la Viña, llegando la hora de cenar.  La terraza del mesón daba a un patio de naranjos entre balcones, ofreciéndonos las riquísimas tortitas de camarones, la caballa caletera y la típica fritura de pescado, entre otras tapas. Ya de vuelta al hotel, cruzamos por la Puerta a Tierra, que digamos es lo que queda del antiguo amurallado de la ciudad vieja, amparándola de extramuros, precisamente hacia donde nosotros nos dirigíamos. El domingo, antes de nuestra partida, volvimos a la Puerta a Tierra, para ver el Torreón de mármol y, otra vez mas, acariciar los muros de piedra ostionera,

roca sedimentaria gaditana que me sedujo muchísimo por su belleza, con incrustaciones de conchas marinas y una textura porosa y rasposa. Si bien es cierto que también estuvimos unos minutos, para fotografiarnos, en el Pórtico de entrada al Barrio de Santa María, despidiéndonos del Casco Antiguo gaditano. Otro de nuestros deseos en tan breve viaje era adentrarnos
Paisaje por la senda del Río Majaceite, P.N. Grazalema
en el Parque Natural de Grazalema, hábitat natural del pinsapo, reliquia vegetal del periodo terciario, un fósil viviente, como dicen los manuales y la visita a un pueblo blanco o un pueblo interesante. Aquellos deseos se perfilaron por el personal del hotel, atento y voluntarioso, que nos recomendó para Grazalema una ruta senderista por el río Majaceite, entre los pueblos El Bosque y Benamahoma, porque la visita al corazón del parque es con un acompañamiento por el personal de la Junta y no teníamos cita. y el pueblo: Medina Sidonia, qué pueblo? ¡es una ciudad antiquísima! que tiene tres fortificaciones superpuestas en el Castillo situado en la Cumbre del Cerro, de naturaleza romana, árabe y medieval; con una carta arqueológica que incluye 70 yacimientos, esto sin contar con el casco urbano de la población (hay un catálogo realizado por dos profesores de historia de la Universidad de Cádiz,  Mª José Dávila y Lázaro Lagóstena). Ante tan vieja ciudad, voy a dejar, humildemente en una fotografía,
Campanario de la Iglesia Mayor, Medina Sidonia

el recuerdo del Campanario de la Iglesia Mayor, y nos despedimos llevando en nuestra mochila el dulce por excelencia, tradición musulmana, el alfajor


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