Desandar una tarde de la infancia para permanecer unos minutos ante las casetas gemelas Adherirte a semilla viajera en el vuelo que sabiamente propaga la vida Ser la corriente térmica de cigüeña que aúna esfuerzos planeando con otras mil Componer con éxito el acorde enamorado de un trovador sin amor Saludar a la dama de ensueño novelada por Poe: Sonriente la besa, está viva Ligeia Atemperar en la mochila de los trece años la escucha de una charla editorial por uno de los cuentos de Clarín Nadar por el acantilado soleado sentir minúsculas gotas que se deslizan por la piel desnuda, al salir del agua en la Cala del Llebeig Insolución
A la memoria de Felix Plaza Posadas, y sus compañeros. Abril 1945
Misteriosa memoria mía en un día como hoy, desempolvando la imagen de rostro varonil que ahora tengo en mi regazo Bello te veo Aunque escondido, tu comprometida y notable belleza supe que guardabas en refugio subversivo de camastro, radio e imprenta Cuando la bonhomía ya había enmudecido vencida por el grito fatal aun seguías guardando en el espíritu del 14 de abril, un trozo -papel mojado- de sufragio universal o de la anhelada libertad de conciencia, tus libertades nuestras Hombre valeroso toda tu vida estarías ahí Mi imaginación que ahora levanta puentes volados a la resistencia del cuarenta y cinco te ve soliviantado por toda la necedad del mundo junto a tus nueve compañeros, el último suspiro de ahogo libertario Bello eres, hombre Alta vista a la propia humillación y al miedo notablemente escondido de olor a vieja munición de paredón por aquel amante de lo divino aunque traidor de lo humano otro roto de la del 31 no tan lejano
Anoche y al hilo de la conversación surgida con un amigo por los libros leídos recientemente, el de “Desencuentros” de Luis Sepúlveda, me llevó a ojear otro libro del mismo autor, “Un viejo que leía novelas de amor” que tomé de mi biblioteca para prestarle, y del que conservaba vagos recuerdos al haberlo leído hace mucho tiempo; mas enseguida recordé de qué se trataba: el protagonista vive en el interior de la selva amazónica, de la que disfruta gracias a las costumbres que le enseña una tribu indígena que vive en perfecto equilibrio con el medio ambiente. Sin embargo no le falta vérselas con la maldad del poder, de la caza, de la explotación miserable y corrupta de los patronos contra los trabajadores del caucho y contra la selva, evadiéndose de esta “civilización” con la lectura de novelas románticas que le trae un dentista una vez al año. Pero mi gran sorpresa ha sido cronológica, lo que he encontrado en este libro ahora, todos recordaréis la canción de Maná “Cuando los ángeles lloran”, pues en este libro he encontrado una nota del autor señalando que cuando esta novela obtuvo el premio literario español “Tigre Juan” de 1988, mientras era leída por los integrantes del jurado, a muchos miles de kilómetros era asesinado el activista por la defensa de la Amazonía, Chico Mendes, condenando su muerte, haciendo suyo el premio y de todos los que continuaran con el camino que él abrió en defensa del “único mundo que tenemos”. En este fin de semana, en que se celebra el día mundial de los humedales, quiero recordar y agradecer, manifestando mi gran admiración a todas las conciencias medioambientales que son activistas.